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domingo, 4 de septiembre de 2011

Giorgio Jackson, tras la reunión en La Moneda: “El Presidente dijo que se reducirán o al menos congelarán los aranceles”


Por estos días, sería difícil para los chilenos abstraerse del fatal accidente aéreo de Juan Fernández. Lo mismo para Giorgio Jackson, Presidente de la FEUC: familiares de dos de los miembros de su movimiento político, la Nueva Acción Universitaria (NAU) iban en el avión.

“El Presidente dijo, frente a los rectores de la Universidad de Chile, de Santiago y Católica, que se reducirán o como mínimo congelarán los aranceles que pagan los estudiantes, a través de aportes basales a las instituciones del Cruch.

Pero en medio de esta noticia, que ha implicado que se decrete duelo nacional para este lunes y martes, tuvo lugar ayer sábado la reunión clave de los representantes del movimiento estudiantil en La Moneda. Después de la reunión, Jackson asegura: “La pelota ahora está del lado del Gobierno”.
—¿Qué se puede sacar en limpio de la reunión en La Moneda?
—El Gobierno comenzó manteniendo las mismas propuestas, en una conversación donde cada parte mostró su postura. Las expectativas para esa reunión eran más que eso, no sólo para nosotros como estudiantes, sino para las familias chilenas que llevan cuatro meses pidiendo ser escuchadas. Esa conversación no sirve si no hay demostraciones concretas para comenzar a confiar.

 Cuando el Gobierno le asegure a los miles de estudiantes y familias chilenas que van a tener la posibilidad de conseguir una educación de calidad y con igualdad de oportunidades, lo lógico es que de las movilizaciones podamos pasar a otra etapa.

—¿Y respecto a las demandas del movimiento?
—El Gobierno mantuvo los 21 puntos anteriores de su agenda. En los medios se ha dicho que contestaron a nuestros doce temas y que supuestamente hubo acuerdo en ocho de ellos. Pero en realidad hay acuerdo parcial en cuatro o cinco áreas. La prensa informa que la reunión fue un éxito, pero en realidad fue un espacio bastante insípido. Se repitieron planteamientos previos y se avanzó poco, tanto en contenidos programáticos como en una eventual metodología para una mesa de trabajo que satisfaga las garantías que solicita el movimiento estudiantil.
—¿Cuáles son los cuatro o cinco puntos de acuerdo parcial?
—Aunque en reuniones privadas el Gobierno ha planteado la opción de que las becas signifiquen efectivamente gratuidad, es decir, que no se pague más del arancel de referencia, existe poca claridad en los tiempos y en cómo resolveremos las diferencias. Lo concreto es que en la reunión se aseguró gratuidad para los dos primeros quintiles. El Presidente dijo, frente a los rectores de la Universidad de Chile, de Santiago y Católica, que se reducirán o como mínimo congelarán los aranceles que pagan los estudiantes, a través de aportes basales a las instituciones del Cruch. Entendemos eso como un compromiso y esperamos que se haga efectivo inmediatamente. También el Gobierno dijo estar abierto a retirar a la banca privada del sistema de créditos. El punto es que necesitamos garantías para que esto se haga efectivo, y eso incluye que se congelen los proyectos de ley existentes y que tengamos una mesa de trabajo con poder de tomar decisiones.
—El Gobierno quedó de entregar una propuesta de trabajo el lunes, ¿qué esperan para ese día?
—Chile pide la garantía de un espacio para que solucionemos este conflicto. Esto significa darle la importancia que merece este tema. Si es prioridad, entonces iniciemos de inmediato el trabajo con plazos definidos y garantías mínimas. Por ejemplo, no pueden estar despachándose leyes al Congreso si éstas no son fruto de una discusión, porque el Gobierno puede desentenderse y decir que ahora es un problema del parlamento y de la oposición y allí se dilatarían los plazos y las responsabilidades.
A juicio del Presidente de la FEUC, no sería ventajoso que la discusión se mudara al Congreso: “Este movimiento ya aprendió de la decepción del 2006, y hay que tener en cuenta que la mayoría de los parlamentarios son los mismos que entonces”, explica.
—En la institucionalidad chilena el Congreso no tiene iniciativa en la mayoría de los temas que estamos planteando, y eso el Gobierno obviamente lo sabe. ¿Cómo se va a dar una discusión en la que cualquier opinión distinta a la del Gobierno en estas materias no vale? El Gobierno está evadiendo su responsabilidad en la solución de este conflicto. Yo creo que lo que el Gobierno quiere es esconder sus posturas ideológicas ante una mayoría que opina distinto.
—En estas circunstancias, ¿qué esperan concretamente de parte del Gobierno?
—Al menos, que no se envíen leyes si supuestamente estamos conversando sobre esos mismos temas. Que si esto es prioritario, el trabajo tenga carácter resolutivo, con plazos acordes a la urgencia de solucionar el conflicto. Que estén claros los temas y las prioridades que les hemos puesto. Y que estén en la mesa ministros que tengan poder de decisión real: Hacienda, Segpres y Mineduc. No es más que sentido común. Esto no es por nosotros, sino que es lo mínimo que se merece una ciudadanía que ya no quiere que le sigan pasando gato por liebre.
—¿Y cuál es la disposición de ustedes frente a lo que ocurra esta semana?
—Estamos por hacer lo necesario para avanzar en las soluciones. Nuestra convicción se basa en que representamos el deseo de los chilenos por terminar el negocio con algo que es un derecho, y lograr una educación integradora, de calidad y garantizada por el Estado. No queremos esperar un año más viviendo en este sistema injusto y segregado, que nos destruye cada vez más como sociedad.
—En La Moneda se afirmó que los paros y tomas no están condicionados por esta primera instancia de diálogo con el Gobierno. El Cruch ha llamado a retomar las actividades académicas. ¿Qué pasará concretamente con las movilizaciones?
—Nosotros estamos haciendo todo nuestro esfuerzo por llegar a soluciones, llegamos a La Moneda con la mejor disposición. Pero eso no significa que la gente deje de estar movilizada. Que la gente se movilice significa que está luchando por algo que le importa. Cuando el Gobierno le asegure a los miles de estudiantes y familias chilenas que van a tener la posibilidad de conseguir una educación de calidad y con igualdad de oportunidades, lo lógico es que de las movilizaciones podamos pasar a otra etapa. Es evidente que la movilización ha tenido muchos costos para los estudiantes, pero si las opciones son tener clases o cambiar este sistema injusto, la decisión es bastante clara.
—¿Cuáles serían los logros mínimos que permitirían pasar a esa otra etapa?
—Hoy lo que esperamos es un giro en las políticas educativas de los últimos treinta años. No podemos seguir entre los países más segregados del mundo, donde el Estado es de los que menos participa, y basándolo todo en el mercado. Ahora la pelota está del lado del Gobierno y todo Chile espera tener por fin razones para poder confiar.



http://www.sentidoscomunes.cl/diario/2011/09/giorgio-jackson-tras-la-reunion-en-la-moneda-%E2%80%9Cel-presidente-dijo-que-se-reduciran-o-al-menos-congelaran-los-aranceles%E2%80%9D/

No más lucro en la educación: ¿La mejor estrategia? (para no quedar entrampados)


enseñanza lucrar con aportes públicos. El camino se ve complicado. Se trata de una discusión en la que uno de los emblemas del movimiento estudiantil tendrá que pasar por el colador de los legisladores. Y me estoy preguntando si hay alguna estrategia alternativa para lograr los objetivos del movimiento con menos pasos intermedios.
Cuando gran parte de la ciudadanía deja de sentirse representada por los poderes del Estado, sale a tomarse la calle. Cuando uno sale a gritar a la calle, no hay espacio ni tiempo para planteamientos demasiado elaborados; grita su descontento con frases cortas y sencillas, para llamar la atención: ¡Me duele acá!
En este momento, nos duele la educación. Y creemos que los defectos de nuestro sistema provienen del hecho de que el Estado asumió un papel subsidiario: dejar que los privados se hagan cargo, y ocuparse sólo de los mercados que no son interesantes para los privados.
Uno de los efectos desastrosos que acarrea esa pasividad del Estado frente a su obligación de educar al Soberano (como decía Sarmiento), es que las motivaciones que atraen a los privados a asumir la tarea de educar no son siempre dignas de aplauso.
Sabemos que hay colegios privados que tienen como fin último la educación de sus alumnos.  Pero también hay unos cuantos que tienen la enseñanza como medio para enriquecer a sus propietarios.
Y aquí salta la consigna “No al lucro” con fuerza, manifestando la indignación que produce el aprovechamiento privado de un sistema que no está produciendo ciudadanos mejor educados, pero sí se las arregla para engrosar algunos bolsillos.
La odisea de Astérix, porUderzo y Goscinny.
Pero temo que estemos poniendo demasiado entusiasmo en legislar para prohibir el lucro en la educación y con eso estemos distrayendo energías que estarían mejor empleadas en atacar la raíz del problema: La forma en que el Estado se ha desentendido de su tarea.
Tenemos que lograr que al menos la parte de escolaridad que consideramos obligatoria (hasta terminar la media) esté garantizada en forma gratuita, con acceso universal y sin discriminación. Hay que poner toda la energía en esa discusión. Si este tema queda resuelto, dejará de existir un mercado para que los inversores entren con fines de lucro. Tratar de resolver el tema del lucro antes que el tema de fondo puede resultar, como estrategia, menos eficaz de lo que esperamos. Poner todas las fichas en el derecho al acceso universal a la educación gratuita sería una forma más provechosa de emplear el tiempo en la reunión del sábado.



http://www.sentidoscomunes.cl/diario/2011/09/no-mas-lucro-en-la-educacion-%C2%BFla-mejor-estrategia-para-no-quedar-entrampados/

Habla el hombre que funó a Piñera en Copiapó: “Presidente, renuncie”




Hace un año, los 33 mineros seguían bajo tierra, esperando el rescate, aunque ya habían hecho contacto con la superficie. Y Copiapó estaba lleno de periodistas, reporteros, camarógrafos y fotógrafos de todo el mundo, ávidos de contar la historia.

“No estábamos dispuestos a ser parte de su show. Efectivamente teníamos pensado funarlo”.

Hoy, la capital de Atacama no concita tanta atención, aunque sí están pasando cosas y las marchas y los liceos tomados son parte del movimiento estudiantil.  “Acá en la región tenemos hartos problemas. Tenemos problemas con el tema del agua, muy serios. Con Barrick, dos proyectos grandes. Con Guacolda. Y lo más reciente es la termoeléctrica Castilla”, comenta José Manuel Gutiérrez, periodista independiente que trabaja en la ciudad y miembro de la Mesa de Defensa de Atacama. Con esa organización, han estado atentos a lo que ocurre con la central termoeléctrica que se planea instalar en la costa atacameña, en la zona de Punta de Cachos, a 78 kilómetros de Copiapó.
Así las cosas, con la demanda estudiantil llenando las calles y la aprobación del mandatario y del Gobierno por el suelo, los ánimos no eran los mejores para la visita del Presidente Piñera el 5 de agosto pasado, día en que se conmemoraba el derrumbe que dejó atrapados a los 33.
—El show grande servía para que Piñera tapara, sorteara un poco todas las críticas y todo lo que ha vivido a costa nuestra —asegura Gutiérrez —. Nosotros no estábamos dispuestos a eso, como región, como gente. Es un sentimiento bastante extendido. No estábamos dispuestos a ser parte de su show. Efectivamente teníamos pensado funarlo.
José Manuel Gutiérrez, periodista y miembro de la Mesa de Defensa de Atacama. Foto: Mariana Ardiles
“Ya vivimos una visita del Presidente acá a la región, con prensa, con todo, que fue un verdadero show, que fue el cuento de los mineros. Por suerte salieron bien y todos nos alegramos por ellos. Pero el tema de fondo es la seguridad minera”, agrega.
En la tarde el Presidente haría entrega oficial en el Museo Regional del famoso papelito con el mensaje que reveló que los mineros seguían con vida. Pero la primera ceremonia del día se realizaría en la iglesia Candelaria. En torno a ella, varios cercos de carabineros impedían el paso. Así, José Manuel junto a tres personas más, todos miembros de la Mesa de Defensa de Atacama, tuvieron que arreglárselas para acercarse. Llevaban preparado un lienzo contra la termoeléctrica Castilla y pretendían extenderlo frente al Presidente cuando saliera del templo. Le dijeron a uno de los carabineros del cerco que iban a una casa cercana, a almorzar, y sortearon el resguardo policial.
En determinado momento se separaron y Gutiérrez vio cómo los guardias sacaban del lugar a una de las personas de su grupo, Sandra Vega, rodeada por la prensa. Más tarde supo que ella había entrado a la iglesia y que frente al escenario había gritado: “La educación es un derecho”. Y, entre medio de la turba en que la llevaban fuera, se coló él también.

“Usted prometió que no iba a haber termoeléctricas y nos metió Castilla, tiene la escoba con la educación, la gente está en la calle y le pide solamente que se vaya. Señor Presidente, váyase”.

—Me ubico en un lugar específico muy cerca del Presidente, como a tres metros —cuenta José Manuel —. Nadie me preguntó nada, yo no tuve que decir nada. Me ubiqué. Se me pusieron dos roperos al frente. Seguramente les llamé la atención que no me habían visto.
Y entonces decidió que iba a gritar ahí, frente a Piñera.
—Y claro, tenía estos dos roperos casi pegados a mí y Piñera estaba escuchando la ceremonia, estaba sentado. Entonces le sacaba unas fotos, entre medio, estaban los guardias tan apegados que tenía como que meter la cámara. Sacaba una foto, aplaudía, “bien, Presidente”. Después una segunda foto: “Bien, Presidente”. Y a la tercera estos roperos se relajaron y me dejaron, se pusieron de lado y se olvidaron de mí. Y yo estaba ahí, lo hago o no lo hago.
“Y justo en ese momento escucho que el locutor dice: ‘Damos las gracias al señor Presidente por haber venido hasta nuestra región y ahora se va a dirigir a nosotros’… Y ahí no lo pensé más. Ahí salté, me puse al frente y le dije muy fuerte: ‘Señor Presidente, renuncie. Renuncie. Usted tiene que renunciar, usted no merece el cargo que tiene. Nos traicionó. Traicionó al país, traicionó a nuestra región, usted prometió que no iba a haber termoeléctricas y nos metió Castilla, tiene la escoba con la educación, la gente está en la calle y le pide solamente que se vaya. Señor Presidente, váyase, su palabra no vale nada, su palabra vale hongo’. Ya a esa altura me estaban sacando. Saltaron como cuatro, cinco encima de mí, estaban todos los periodistas, me iban arrastrando”.
A José Manuel entonces se lo llevaron detenido. Entre periodistas que le preguntaban el nombre y los guardias que lo obligaban a caminar de espaldas, lo metieron a la patrulla, lo llevaron a constatar lesiones y luego a la comisaría. Lo dejaron libre a las ocho y media de la noche, aproximadamente.
Foto: LaTercera.com
Al momento de gritar, ¿alcanzaste a ver la cara de Piñera? Porque en el discurso del 21 de mayo habló de “los violentistas” cuando lo trataron de funar…
—Piñera antes de eso estaba muy sonriente. Pero cuando me paro adelante y digo “Señor Presidente, señor Presidente”… pone una cara que yo la interpreté como “Oh, no. Otra vez”. Y ahí ya no lo vi más porque empecé a gritar no más y después me agarraron, me tiraron para atrás y me empezaron a sacar. Hay una foto por ahí en que está parado (Piñera) junto a la Cecilia, está la Cecilia con la cabeza apoyada en él y eso es justamente después. Y efectivamente no tiene muy buen semblante.
O sea, después de eso no hubo palabras y se acabó todo.
—Se acabó todo y se fue camino al museo. (Cuando llegó a Copiapó) él fue en helicóptero al Regimiento. Del Regimiento lo sacaron en auto y entró a la Candelaria. Pasó todo esto en Candelaria. Se llevaron a la Sandra, me llevan a mí, él sale, se sube al auto, va saliendo y aparece el lienzo contra Castilla ahí afuera, en la calle. Se llevan dos detenidos más. Llega a la calle Van Buren, donde estaba el otro cerco, y ahí estaba la gente de la CUT. De ahí partió al museo. Llega al museo y ahí está la otra grande.
Lo debe haber pasado pésimo en Copiapó.
—Lo pasó mal. No estaba planeado. Nadie planeó la manera como salió. Sí estaba toda la disposición y la voluntad de decirle las cosas. Y fue todo improvisado. En principio íbamos a estar todos con el lienzo, pero ni que lo hubiésemos planeado, salió mucho mejor. Lo bonito es que por lo menos, lo que nosotros queríamos, el mensaje, estaba clarito: Copiapó no se presta para show. Menos cuando hay tantos problemas en el país y tantos problemas en la región.
Además de las funas y las marchas, ¿crees que está la sociedad de Copiapó en general rechazando al Presidente?
—Sí, absolutamente. Partamos de la base que acá Piñera nunca ganó. Fue una de las votaciones más duras es en la tercera región, junto con la cuarta y otra más.
La tercera región es más de izquierda…
—Es de izquierda. Ahora, el norte tiene algo bien peculiar, que la gente es poco dada a la manifestación normalmente. Es como más apática. Sin embargo eso se ha roto. Ya la gente empezó a salir por el tema de Castilla. En un momento dado se logró hacer marcha de cinco mil personas, ya era histórico. Nunca se había visto en todos estos años una marcha de tanta gente y tan transversal, porque incluso había gente de derecha. Y eso es lo más peligroso para el Gobierno. El tema de Castilla le toca a todo el mundo. Es la comunidad la que va a veranear a las playas y a ella le van a echar a perder todo ese medio amiente. Y ya con las últimas marchas, bueno, siempre se discute la cifra. En la última marcha, entre 10 y 15 mil. Y eso para acá es mucho. Es toda la comunidad: hay un descontento muy grande, se sienten muy pasados a llevar, hay temas que les afectan directamente y el tema de la educación ha calado.
Al haber estado frente a Piñera y haber podido decirle tantas cosas, ¿sientes que representas a la ciudadanía descontenta?
—Yo cuando lo hice tenía la convicción de que tenía que hacerlo. Pero no sabía qué iba a pasar después. Ese día hubo mucha gente en la calle, mucha gente afuera. Cuando salí de la comisaría fue impresionante el recibimiento que tuvimos. Siempre queda la duda de si te da miedo salir al día siguiente, no sabes si te van a reconocer en la calle, qué te van a decir… Y la verdad es que han sido puras felicitaciones. Te mentiría si te dijera que alguien me ha reclamado algo. Yo siento que los representé.
Así lo relata José Manuel Gutiérrez desde su casa en Copiapó, pocos días después de que la última encuesta CEP cifrara la aprobación del Gobierno de Sebastián Piñera en un 26%.