"Con respecto al estilo del presidente y el conflicto educacional, hemos visto en esencia pura el estilo Piñera, un estilo muy personalista, muy llevado a sus ideas, muy “patrón de fundo”, donde él es quien controla y quiere estar encima de todo", sostiene el especialista Alejandro Olivares.
Cuando hablamos de educación, las aristas son variadas, al igual que los puntos de vista. El conflicto estudiantil que se arrastra por más de 4 meses y que cada vez se ve más entrampado por los distintos puntos de vista dentro del gobierno, ya que el ministro de Educación Felipe Bulnes dice una cosa, el presidente Piñera otra, el vocero Andrés Chadwick difiere de ambos. Es una historia de contradicciones que deja bastante que desear.
Cuando el primer mandatario afirma en una entrevista televisiva que "es muy doloroso ver cómo 70.000 niños van a perder su año escolar, pero un Presidente tiene que preocuparse por los tres millones y medio de estudiantes y escolares que necesitan iniciar el segundo semestre y seguir avanzando", queda una sensación bastante extraña, donde se aprecia un tono amenazante más que otra cosa.
Con ello, una vez más, queda de manifiesto como al Presidente de la República, el tema de la educación, en buen chileno "le queda como poncho". Al parecer, la estrategia no está teniendo efecto, es más, podemos visualizar como en reiteradas oportunidades, se ha mostrado como el empresario que es, sosteniendo que "nada es gratis en esta vida, alguien tiene que pagar" o bien que "la educación es un bien de consumo". Así deja de manifiesto el real sentido que tiene sobre la educación.
Pero no nos extrañemos, ya conocemos a Sebastián Piñera. Es un hombre atarantado, medio hiperkinético, nervioso, donde muchas veces da la sensación que tiene que llegar primero, y por eso no piensa mucho antes de actuar. Un claro ejemplo fue lo ocurrido con la reunión a la que invitó a los dirigentes estudiantiles a La Moneda, donde se dijo que el ministro Bulnes no tenía idea y que incluso pensó en renunciar. Fuentes del propio gobierno admitieron que el secretario de Estado hizo ver a Piñera, su incomodidad con la situación ante el anuncio inesperado del Presidente.
Como era de esperarse, en Palacio defendieron la actitud de Piñera, asegurando que está en su derecho y es parte de gobernar el tomar decisiones. Pero esa postura se contradice con la original del Ejecutivo de trasladar el debate estudiantil al Congreso, justamente para no afectar aún más la dañada imagen presidencial.
Parte del oficialismo, más crítico, ha dejado en evidencia que Piñera no ha superado un problema que ha quedado de manifiesto desde el inicio del gobierno y es que "no aprende a jugar en equipo e insiste en no delegar", incluso lo han tildado de "táctico no estratégico",
Reacciones frente a sus declaraciones
Según el dirigente de los estudiantes Giorgio Jackson, el gobierno tiene "una estrategia" para "traspasar" el costo de las protestas a los estudiantes. "El Estado debería ser garante de que se cumpla la obligatoriedad de haber estudiado hasta cuarto medio", señaló.
Para Jackson, el gobierno "también se tiene que hacer responsable de los 70.000 estudiantes", que en su movimiento por un cambio de sistema educativo han alcanzado "posiciones tan radicales" como tomarse las escuelas y dejar las clases. "Los estudiantes no son los que tienen que gobernar, el gobierno tiene que dar estas soluciones", dijo el dirigente estudiantil.
Por su parte, el portavoz de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones) Freddy Fuentes, pidió al gobierno que sea "específico al momento de dar anuncios" y que aclare quiénes son los alumnos de educación secundaria que ya han perdido el año escolar.
Las críticas desde su vereda
Pero no solo desde el sector más beligerante llegan problemas. El senador UDI Hernán Larraín criticó al gobierno por sus últimas decisiones frente al conflicto estudiantil. Rechazó que no se quitara la urgencia a proyectos de ley enviados al Congreso, y sostuvo que ver la situación desde la perspectiva del orden público es no entender su profundidad.
El parlamentario gremialista teme que el Ejecutivo "convierta el problema estudiantil en un problema de orden público. Porque si el tema son las paralizaciones y movilizaciones, la señal que se estaría dando es que si no hay problemas de orden público, no hay nada que apurar, nada que conversar. Me parece que ése no es el tema. Minimizar la fuerza que tiene este problema es también muy equívoco, porque aunque se desinflara y desintegrara ese movimiento, el problema sigue sobre la mesa, y tarde o temprano la ciudadanía va a cobrar la cuenta", advirtió.
El legislador oficialista lamentó que desde La Moneda no se enviara una "señal positiva" de quitar la urgencia a proyectos de ley, uno de los requisitos solicitados por los estudiantes para sentarse a trabajar.
"Al quitarle la urgencia, se les decía a los alumnos 'no los vamos a tramitar mientras estemos conversando' y daba una señal positiva, y no lo hizo. Y los estudiantes también exigen de repente algunas condiciones que no son las más razonables o viables", dijo, aludiendo al término del semestre. "No podemos tener un semestre que termine a mitad del próximo año", indicó Larraín.
El senador concluyó diciendo que "los estudiantes tienen que entender que tienen un minuto para capitalizar todo lo que han ganado, que es el grueso de su planteamiento, y el gobierno, conociendo esta realidad y teniendo su propio diagnóstico, tiene que ser el que genere la multitud de proyectos que se requieren para encauzar y hacer la gran reforma educacional que el país necesita".
Cambio21 conversó con el cientista político Alejandro Olivares, quien frente a la forma de abordar el tema por parte de Piñera, señaló que "con respecto al estilo del Presidente y el conflicto educacional, hemos visto una esencia pura del estilo Piñera, un estilo muy personalista, muy llevado a sus ideas, muy "patrón de fundo", donde él es quien controla y quiere estar encima de todo. Como además es un poco impulsivo, comete errores tanto de lenguaje como otros más de fondo, como en este caso del tema educacional. Dicho en forma coloquial cada vez que interviene en el tema es como apagar el incendio con más bencina".
El cientista sostiene que "este estilo es propio de Piñera, efusivo, de querer controlar todo y estar ahí. Hay que acostumbrarse a este estilo de liderazgo bastante particular que le ha funcionado bastante bien, primero como empresario y luego como político. Este comportamiento político es precisamente el resultado de su evolución en su carrera tanto empresarial como política, donde le ha significado grandes derrotas pero al mismo tiempo le ha dado la posibilidad de llegar a la presidencia de la República.
Por último, Olivares plantea que "no hay ningún incentivo real para que cambie su estilo, quizás si el clima educacional no se soluciona, si sigue bajando en las encuestas y sigue cayendo su popularidad, podría eventualmente significar un punto de inflexión en el estilo de liderazgo de Piñera, pero creo que es muy difícil que cambie su estilo, porque le ha dado muy buenos resultados económicos y políticos. ¿Cuáles son los incentivos reales para cambiar este estilo de liderazgo? Hasta el momento ninguno", concluyó.
http://prontus.ivn.cl/cambio21/site/artic/20110921/pags/20110921183150.html
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