Sin temor a la politización del discurso, Harald Ricardo Beyer Burgos dijo el 12 de julio pasado -cuando el conflicto educacional estaba a punto de llegar a su peak- que él no se cerraba a que hubiera mecanismos como un plebiscito para resolver estos temas. Esa fue la respuesta del hasta ayer subdirector de Centro de Estudios Públicos, CEP, y nuevo ministro de Educación del gobierno de Piñera, el tercero del año, un liberal en lo económico de la derecha chilena, cercano al perfil del mismo Presidente.
“Yo soy un analista, un experto. No necesito experiencia política”, dijo el nuevo titular del Mineduc en su primeras declaraciones. Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile y Doctor en Economía de la UCLA, Beyer llega con pergaminos a hacerse cargo del buque que desde el triunfo electoral de Sebastián Piñera se suponía que capitanearía. A ponerle paños fríos al debate educacional después del año más agitado de protestas sociales de las últimos dos décadas.
Un aterrizaje no tan forzoso como se especulaba ayer en Palacio, tomando en cuenta que la renuncia de Bulnes se venía amasando hace varios meses. Pero sí una sorpresa a medias: antes de ayer, el académico no habría querido asumir la cartera al menos en una ocasión.
Liberal, liberal
Encargado de educación del grupo Tantauco y miembro de varias comisiones de expertos en educación formadas por este gobierno y los anteriores, Beyer tiene un perfil mucho más cercano al Presidente en el gallito que le augura más pega a la administración Piñera para el 2012: la reforma tributaria. Siendo un hombre de confianza de Eliodoro Matte y Arturo Fontaine, presidente y director del CEP respectivamente, Beyer es un liberal que cree en la perfección del actual sistema más que en un cambio a raja tabla.
Según algunos de sus cercanos, él cree que el esquema tributario debe ser más eficiente o sea, perfeccionarlo, lo cual no implica aumentar o reducir impuestos. Es decir, no cree en que con más recaudación tributaria se mejoren o eliminen algunos vicios del sistema, sino que éste debe tener mejor desempeño y un ineludible mejor gasto.
Y sin demonizar las grietas del actual sistema económico, Beyer también reconoce que el Estado debe estar más presente y hacerse cargo de algunos ítems en los que el actual mecanismo no da abasto. Sin embargo, Beyer también estuvo en la comisión de salario mínimo, la que presidió y tuvo directa injerencia en los lineamientos del gobierno frente a ese tema. De hecho, un estudio hecho por él y Francisca Dussaillant sobre el comportamiento del mercado laboral con la evolución del salario mínimo, determinó que el impacto de las alzas sostenidas perjudica a los jóvenes y otros grupos dentro de los “trabajadores no calificados”.
Aun así, el nuevo titular de Educación tiene línea directa y respaldo de grupos económicos tan poderosos como los Matte y Von Appen, sus antiguos empleadores, aun cuando el carácter valórico no está en sus prioridades.
El 10 de junio de este año, junto al empresario y presidente de la Fundación Chile, Álvaro Fischer, publicaron una columna en el diario El Mercurio que sacó chispas en los sectores más conservadores de la derecha chilena. Bajo el título “¿Matrimonio civil o AVC para los homosexuales?”, ambos fundadores de la Fundación Ciencia y Evolución -entidad que entre otras cosas reivindica el legado de Darwin- señalaron que el entonces Acuerdo de Vida en Común constituye un sustituto del matrimonio civil, dándole un espaldarazo a la comunidad gay diciendo que en vez de eso debía permitirse el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“La mejor solución, entonces, para promover la dignidad de todos -heterosexuales y homosexuales- y asegurar que no exista discriminación entre los habitantes de nuestro país es abrir el matrimonio civil a ambos grupos, camino que no sólo lo prestigia, sino que también lo legitima socialmente de modo definitivo”, declararon ambos ingenieros.
La publicación no dejó indiferente a los sectores más cercanos a la UDI, quienes pidieron una reconvención y comentaron la columna de vuelta con el argumento clásico del matrimonio para un hombre y una mujer y nada más.
Debate educacional
Para los tiempos que vive el gobierno y en especial el Mineduc, Beyer les viene de perillas. Con un perfil mucho más técnico que el de sus dos antecesores, Joaquín Lavín y el recién renunciado Felipe Bulnes, la gestión hace pensar que el debate educacional será mucho más fluido e ideológico que con los anteriores titulares del Mineduc, y eventualmente, con los dirigentes estudiantiles. De hecho, declaró en su primera intervención como ministro que las puertas estaban abiertas para el diálogo.
Aun cuando reconoce que las universidades con fines de lucro nunca van a ser buenas universidades, el investigador ha mencionado que la consolidación del modelo educacional que impera en Chile es responsabilidad de las dos coaliciones políticas más importantes y que ante un debate de modelos como el ocurrido este año, “no se puede resolver de una forma que no sea democráticamente”.
Al mismo tiempo, es partidario de crear una nueva clasificación de universidades según su grado de complejidad que den pie a la asignación directa del Estado a los mejores planteles mezclado con aportes sujetos a convenios de desempeño. Algo distinto de la postura que hasta ahora ha tenido el gobierno, pero tampoco tan osada. Partidario de un sistema más transparente en la educación superior que con eliminación absoluta del lucro, del cual dice no saber concretamente si es ilegal o no, Beyer tiene un traje a la medida para la madre de todas las batallas que tendrá el gobierno el próximo año: la reforma tributaria. Experto en economía y política social, ha declarado que eliminar el impuesto específico al combustible no es recomendable, por ejemplo.
Y en su última columna de opinión, publicada el viernes pasado en la revista Qué Pasa, planteó que los pasos a seguir en el debate educacional, después de un año marcado por la educación superior, debe centrarse en temas como equidad, inclusión y calidad redirigiendo la atención hacia la educación preescolar y escolar. En parte para nivelar la agenda y también para descomprimir el cachito que asume desde hoy en el ministerio “quemapresidenciables” del gobierno de los mejores. Un nombramiento que la vicepresidenta de la Fech, Camila Vallejo, y otros dirigentes de la Confech reconocieron como una noticia no muy positiva para el movimiento estudiantil.