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viernes, 27 de enero de 2012

La generación que No estaba Ni ahí

Colaboracion de @Laesquinadeale

Sacando al gil que conduce los noticiarios, está mi novio :)

En mi país, hace 5 meses y sumando, hay colegios, escuelas y universidades en paro o tomadas. Han habido estudiantes en huelga de hambre, estudiantes trotando 1800 horas, velatones, marchas, asambleas, festivales.
Exigen educación de calidad para todos los chilenos, exigen universidades gratis, exigen que el Estado asegure el derecho que tiene cada chileno de estudiar, provengas de donde provengas. Piden cambiar el modelo educacional chileno, donde si puedes pagar por una educación buena, la obtienes, pero no todos pueden pagarla.
Exigen que los más ricos financien a los más pobres, con impuestos mayores a las empresas y a la riqueza, a todas luces algo lógico.
Exigen renacionalización de nuestros recursos naturales, exigen un nuevo sistema electoral, exigen una nueva constitución y cambiar la nacida en dictadura.
Cuentan con casi el 90% del apoyo ciudadano, sus líderes tienen entre 22 y 26 años, muchos de ellos participaron en la "Revolución Pingüina" del 2006, mucho de ellos pertenecen a juventudes de partidos políticos, principalmente el Partido Comunista, pero hay otros tantos que no adhieren a ninguno. No creen en la política. No tienen miedo, tienen voz y la alzan.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo


La represión contra ellos ha sido brutal. Proviene de un gobierno cuyos ministros apoyaron abiertamente la dictadura, florecieron en ella y compartieron su ideología. El presidente de mi país hizo su fortuna durante la misma dictadura y fue el artífice del actual sistema de educación chilena, donde el estado aporta el mínimo y la educación universitaria es la  más cara del mundo y es el país con mayor segregación socio-económica escolar según la OCDE organismo al que Chile se adhirió hace dos años.

Mediante manejo de los medios de prensa, casi todos afines al gobierno, se han empecinado en mostrar la violencia de encapuchados, mientras otros medios denuncian con pruebas a carabineros infiltrados en medio de los violentistas. En un último intento de criminalizar una protesta legítima, han impulsado un proyecto de ley retrógradoy criticado por muchos juristas, donde buscan castigar con penas de cárceles a líderes estudiantiles en caso de tomas de colegios o universidades o destrozos que ocurran en marchas autorizadas.
Carabineros de Chile, que alcanzó a ser de las instituciones más respetadas por los chilenos en el año 2009, hoy enfrenta denuncias de violaciones a los derechos humanos, torturas y como resultado de la represión, el 25 de Agosto de 2011, por una bala disparada un carabinero en medio de protestas, muere el adolescente Manuel Gutiérrez.

Mi novio, que es 7 años menor que yo, pertenece a estos jóvenes.
Si bien su participación podría ser tildada de "moderada" por algunos a los que yo llamo "cabecitas de molotov", él tiene convicciones, sale a marchar, participa en la toma de su universidad. Esta generación está llamada a cambiar la historia, puesto que lo que ha hecho ya es histórico, independiente si logran al final un sistema de educación justo, han plantado la semilla del poder ciudadano, del vox populi, del salir a marchar, a cacerolear, a hacer un carnaval en la calle por tus derechos. Lo hacen con humor, con familias, con colores vivos, con canciones y risas. La semilla del descontento de 17 años de dictadura y 20 años de transición, germina y no es un cardo, es una flor.

Basta, de Los Vásquez. una de muchas canciones inspiradas en el movimiento


¿Y nosotros, los adultos-jóvenes?

Yo tengo casi 30 años y jamás vi una movilización así. Nuestra generación, la que fue adolescente en los 90 y principios del 2000, es conocida en Chile como la generación del "No estoy ni ahí". Frase que tiene su exponente en Marcelo "Chino" Ríos.

Nosotros "no estábamos ni ahi" con nada, aunque lo que sufrimos hoy fue hace 20 años mucho más.
 Las isapres siempre han sido igual, la educación de antes fue mucho más injusta que la de ahora, los políticos siguen siendo los mismos que hace 30 años (por si no saben, los "jóvenes políticos" de los partidos bordean los 40 años), el sistema económico y social chileno era el mismo y quizás más malo aún, había menos jardines infantiles, había leyes absurdas que criminalizaban solo a la mujer si había adulterio, había hijos "legales", "ilegales" y "naturales", había embarazos adolescentes que terminaban con la vida social ya académica de la madre, había gente que moría por no dejar un cheque en blanco previo a una atención de urgencia. No teníamos ley de divorcio, siendo de los pocos países donde no podías divorciarte bajo ningún concepto. Hubo películas que no pudimos ver, conciertos a los que no pudimos asistir, medicamentos que no pudimos tomar porque la moral de algunos se sentía agredida con la libertad de otros.

 ¿Por qué no tomamos una simple pancarta y exigimos un poco de lo que es nuestro derecho? ¿Realmente no estábamos ni ahí?
Yo creo, y siempre lo he pensado, que tuvimos voz, que veíamos la realidad, los chilenos no se han vuelto conscientes de golpe hace 5 años, por algo este movimiento tiene tan alto apoyo ciudadano. Nosotros sabíamos que vivíamos en medio de desigualdades e injusticias. Entonces ¿Por qué no salimos nosotros a protestar?

Y creo que la respuesta es que teníamos miedo a gritar en chileno "ya paren su weá"! porque aceptamos, también en chileno "que así no más es la cosa".

Somos una generación que nació en la dictadura más larga y cruel de nuestro país. Las heridas de eso pueden aún verse en muchos chilenos desaparecidos, muchos chilenos buscando a esos desaparecidos y muchísimos otros chilenos que fueron torturados, que fueron avasallados, que fueron perseguidos por el crimen en la mente de algunos, de pensar diferente.

Nosotros  éramos aún tan jóvenes cuando vimos el miedo de cerca, lo internalizamos, crecimos en él. Fuimos niños que sabíamos que había palabras prohibidas, conversaciones de grandes que no podíamos reproducir, sabíamos como se saben la leyendas urbanas, que a algunas personas se las llevaban y no volvían, que algunos eran malos y que cualquier palabra tuya, podría condenar a tus padres.

Éramos niños también cuando partieron las grandes marchas contra el dictador. Vimos surgir la esperanza, vimos aceptar con temor la promesa de una alegría, vimos que terminaron convenciéndose que quizás era la última lucha y todos juntos lo lograrían, sacarían al dictador. Las campañas del NO apuntaban todas a perder el miedo que los chilenos tuvimos por años y  que fue con el que nos educaron.

Aún tengo la imagen, y la tendré siempre, del 5 de Octubre de 1988 cuando vi a mi mamá abrazando a mi papá, llorando, preguntándole qué pasaría ahora y él sin poder contestar, solo prometiendo que estaría todo bien, tal como nos lo prometieron. Creímos en ellos, celebramos  la alegría que nos prometieron y no entendimos la desazón de nuestros padres cuando no llegó.

No la comprendimos, pero nos afectó. Nos marcó la visión de un pueblo luchando con alegría contra la campaña del terror del dictador y caer en el desconcierto de una justicia "en la medida de lo posible", de un dictador en el senado y de un presidente,  hijo de un  asesinado ex-presidente luchando por sacar al asesino de su padre de su justo encierro en Londres y traerlo triunfal a Chile.

Luchar no valía la pena. Luego del miedo, unos pocos son realmente felices, otros debieron pasar de masticar el miedo y la injusticia a masticar la traición de los ideales y la misma injusticia.

No quisimos eso, no pudimos contra eso, nos defendimos comprando cosas, luchando por obtener cosas, acumular cosas porque nuestro vacío de justicia, de equidad, de esperanza era enorme y nunca se llenaba. Acuñamos la frase "no estoy ni ahí" no porque no nos importara la realidad, sino porque no nos sentíamos capaces de enfrentarla y menos aún de cambiarla. Nos dejaron claro que  a veces luchas por lo justo y no obtienes nada a cambio, ni siquiera la satisfacción de haber luchado.

Somos una generación que ha vivido 30 años en la impotencia, sin saber cómo canalizarla, hacia dónde dirigirla, contra quién encauzarla. No es extraño que la depresión sea una enfermedad cada vez más común en Chile.

Por eso hoy nos admiramos de estos jóvenes, que no nacieron ni crecieron en dictadura, que no tienen recuerdos del miedo a alzar la voz. Por eso hoy los apoyamos, porque nos han devuelto las esperanzas que nunca nos atrevimos a tener: que si nos unimos, podemos lograr un cambio, uno para siempre, podemos unir conciencias y despertar otras, podemos vencer el egoísmo en el que nos encerramos y nos tiene enfermos.

Admiramos a nuestros amigos, compañeros y hermanos menores con un cierto dejo de envidia por la juventud rebelde que son ellos, versus la temerosa que fuimos nosotros. Hoy apoyamos, hoy nos admiramos, hoy aplaudimos a nuestros jóvenes y nos atrevemos a marchar con ellos, a cacerolear por ellos, a decirles a nuestros hijos que pueden ser como ellos. Hoy por fin muchos de mi generación (y quizás, sobre todo yo) podremos reconciliarnos con nosotros mismos y reconocer que no es que no estuviéramos "ni ahí", si no que no nos atrevimos, no supimos, no pudimos "estar ahí" en nuestro momento, pero podemos hacerlo ahora y atrevernos ahora a que la esperanza vuelva a hacernos sonreír.
Aún tenemos patria, ciudadanos!



Más info:
Movimiento estudiantil chileno 2011 wikipedia 
Movimiento estudiantil chileno 2011 en imágenes
Petitorio Cones
Petitorio Confech
Petitorio Federación Mapuche de Estudiantes


http://esquinadeale.blogspot.com/2011/10/la-generacion-no-estoy-ni-ahi.html?spref=bl

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