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domingo, 4 de septiembre de 2011

Habla el hombre que funó a Piñera en Copiapó: “Presidente, renuncie”




Hace un año, los 33 mineros seguían bajo tierra, esperando el rescate, aunque ya habían hecho contacto con la superficie. Y Copiapó estaba lleno de periodistas, reporteros, camarógrafos y fotógrafos de todo el mundo, ávidos de contar la historia.

“No estábamos dispuestos a ser parte de su show. Efectivamente teníamos pensado funarlo”.

Hoy, la capital de Atacama no concita tanta atención, aunque sí están pasando cosas y las marchas y los liceos tomados son parte del movimiento estudiantil.  “Acá en la región tenemos hartos problemas. Tenemos problemas con el tema del agua, muy serios. Con Barrick, dos proyectos grandes. Con Guacolda. Y lo más reciente es la termoeléctrica Castilla”, comenta José Manuel Gutiérrez, periodista independiente que trabaja en la ciudad y miembro de la Mesa de Defensa de Atacama. Con esa organización, han estado atentos a lo que ocurre con la central termoeléctrica que se planea instalar en la costa atacameña, en la zona de Punta de Cachos, a 78 kilómetros de Copiapó.
Así las cosas, con la demanda estudiantil llenando las calles y la aprobación del mandatario y del Gobierno por el suelo, los ánimos no eran los mejores para la visita del Presidente Piñera el 5 de agosto pasado, día en que se conmemoraba el derrumbe que dejó atrapados a los 33.
—El show grande servía para que Piñera tapara, sorteara un poco todas las críticas y todo lo que ha vivido a costa nuestra —asegura Gutiérrez —. Nosotros no estábamos dispuestos a eso, como región, como gente. Es un sentimiento bastante extendido. No estábamos dispuestos a ser parte de su show. Efectivamente teníamos pensado funarlo.
José Manuel Gutiérrez, periodista y miembro de la Mesa de Defensa de Atacama. Foto: Mariana Ardiles
“Ya vivimos una visita del Presidente acá a la región, con prensa, con todo, que fue un verdadero show, que fue el cuento de los mineros. Por suerte salieron bien y todos nos alegramos por ellos. Pero el tema de fondo es la seguridad minera”, agrega.
En la tarde el Presidente haría entrega oficial en el Museo Regional del famoso papelito con el mensaje que reveló que los mineros seguían con vida. Pero la primera ceremonia del día se realizaría en la iglesia Candelaria. En torno a ella, varios cercos de carabineros impedían el paso. Así, José Manuel junto a tres personas más, todos miembros de la Mesa de Defensa de Atacama, tuvieron que arreglárselas para acercarse. Llevaban preparado un lienzo contra la termoeléctrica Castilla y pretendían extenderlo frente al Presidente cuando saliera del templo. Le dijeron a uno de los carabineros del cerco que iban a una casa cercana, a almorzar, y sortearon el resguardo policial.
En determinado momento se separaron y Gutiérrez vio cómo los guardias sacaban del lugar a una de las personas de su grupo, Sandra Vega, rodeada por la prensa. Más tarde supo que ella había entrado a la iglesia y que frente al escenario había gritado: “La educación es un derecho”. Y, entre medio de la turba en que la llevaban fuera, se coló él también.

“Usted prometió que no iba a haber termoeléctricas y nos metió Castilla, tiene la escoba con la educación, la gente está en la calle y le pide solamente que se vaya. Señor Presidente, váyase”.

—Me ubico en un lugar específico muy cerca del Presidente, como a tres metros —cuenta José Manuel —. Nadie me preguntó nada, yo no tuve que decir nada. Me ubiqué. Se me pusieron dos roperos al frente. Seguramente les llamé la atención que no me habían visto.
Y entonces decidió que iba a gritar ahí, frente a Piñera.
—Y claro, tenía estos dos roperos casi pegados a mí y Piñera estaba escuchando la ceremonia, estaba sentado. Entonces le sacaba unas fotos, entre medio, estaban los guardias tan apegados que tenía como que meter la cámara. Sacaba una foto, aplaudía, “bien, Presidente”. Después una segunda foto: “Bien, Presidente”. Y a la tercera estos roperos se relajaron y me dejaron, se pusieron de lado y se olvidaron de mí. Y yo estaba ahí, lo hago o no lo hago.
“Y justo en ese momento escucho que el locutor dice: ‘Damos las gracias al señor Presidente por haber venido hasta nuestra región y ahora se va a dirigir a nosotros’… Y ahí no lo pensé más. Ahí salté, me puse al frente y le dije muy fuerte: ‘Señor Presidente, renuncie. Renuncie. Usted tiene que renunciar, usted no merece el cargo que tiene. Nos traicionó. Traicionó al país, traicionó a nuestra región, usted prometió que no iba a haber termoeléctricas y nos metió Castilla, tiene la escoba con la educación, la gente está en la calle y le pide solamente que se vaya. Señor Presidente, váyase, su palabra no vale nada, su palabra vale hongo’. Ya a esa altura me estaban sacando. Saltaron como cuatro, cinco encima de mí, estaban todos los periodistas, me iban arrastrando”.
A José Manuel entonces se lo llevaron detenido. Entre periodistas que le preguntaban el nombre y los guardias que lo obligaban a caminar de espaldas, lo metieron a la patrulla, lo llevaron a constatar lesiones y luego a la comisaría. Lo dejaron libre a las ocho y media de la noche, aproximadamente.
Foto: LaTercera.com
Al momento de gritar, ¿alcanzaste a ver la cara de Piñera? Porque en el discurso del 21 de mayo habló de “los violentistas” cuando lo trataron de funar…
—Piñera antes de eso estaba muy sonriente. Pero cuando me paro adelante y digo “Señor Presidente, señor Presidente”… pone una cara que yo la interpreté como “Oh, no. Otra vez”. Y ahí ya no lo vi más porque empecé a gritar no más y después me agarraron, me tiraron para atrás y me empezaron a sacar. Hay una foto por ahí en que está parado (Piñera) junto a la Cecilia, está la Cecilia con la cabeza apoyada en él y eso es justamente después. Y efectivamente no tiene muy buen semblante.
O sea, después de eso no hubo palabras y se acabó todo.
—Se acabó todo y se fue camino al museo. (Cuando llegó a Copiapó) él fue en helicóptero al Regimiento. Del Regimiento lo sacaron en auto y entró a la Candelaria. Pasó todo esto en Candelaria. Se llevaron a la Sandra, me llevan a mí, él sale, se sube al auto, va saliendo y aparece el lienzo contra Castilla ahí afuera, en la calle. Se llevan dos detenidos más. Llega a la calle Van Buren, donde estaba el otro cerco, y ahí estaba la gente de la CUT. De ahí partió al museo. Llega al museo y ahí está la otra grande.
Lo debe haber pasado pésimo en Copiapó.
—Lo pasó mal. No estaba planeado. Nadie planeó la manera como salió. Sí estaba toda la disposición y la voluntad de decirle las cosas. Y fue todo improvisado. En principio íbamos a estar todos con el lienzo, pero ni que lo hubiésemos planeado, salió mucho mejor. Lo bonito es que por lo menos, lo que nosotros queríamos, el mensaje, estaba clarito: Copiapó no se presta para show. Menos cuando hay tantos problemas en el país y tantos problemas en la región.
Además de las funas y las marchas, ¿crees que está la sociedad de Copiapó en general rechazando al Presidente?
—Sí, absolutamente. Partamos de la base que acá Piñera nunca ganó. Fue una de las votaciones más duras es en la tercera región, junto con la cuarta y otra más.
La tercera región es más de izquierda…
—Es de izquierda. Ahora, el norte tiene algo bien peculiar, que la gente es poco dada a la manifestación normalmente. Es como más apática. Sin embargo eso se ha roto. Ya la gente empezó a salir por el tema de Castilla. En un momento dado se logró hacer marcha de cinco mil personas, ya era histórico. Nunca se había visto en todos estos años una marcha de tanta gente y tan transversal, porque incluso había gente de derecha. Y eso es lo más peligroso para el Gobierno. El tema de Castilla le toca a todo el mundo. Es la comunidad la que va a veranear a las playas y a ella le van a echar a perder todo ese medio amiente. Y ya con las últimas marchas, bueno, siempre se discute la cifra. En la última marcha, entre 10 y 15 mil. Y eso para acá es mucho. Es toda la comunidad: hay un descontento muy grande, se sienten muy pasados a llevar, hay temas que les afectan directamente y el tema de la educación ha calado.
Al haber estado frente a Piñera y haber podido decirle tantas cosas, ¿sientes que representas a la ciudadanía descontenta?
—Yo cuando lo hice tenía la convicción de que tenía que hacerlo. Pero no sabía qué iba a pasar después. Ese día hubo mucha gente en la calle, mucha gente afuera. Cuando salí de la comisaría fue impresionante el recibimiento que tuvimos. Siempre queda la duda de si te da miedo salir al día siguiente, no sabes si te van a reconocer en la calle, qué te van a decir… Y la verdad es que han sido puras felicitaciones. Te mentiría si te dijera que alguien me ha reclamado algo. Yo siento que los representé.
Así lo relata José Manuel Gutiérrez desde su casa en Copiapó, pocos días después de que la última encuesta CEP cifrara la aprobación del Gobierno de Sebastián Piñera en un 26%.


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