La expresión fue usada por el panelista de Tolerancia Cero, Fernando Villegas. Posteriormente el diario “El Mostrador” en su editorial hizo uso de ella. En ambos casos la frase fue enunciada posterior al rompimiento de la mesa de dialogo de la CONFECH con el Mineduc. Si bien para muchos la expresión no se condice con la realidad, otros opinan lo contrario. En cierta forma, después de más de 5 meses de movilizaciones parece una buena descripción del movimiento. No obstante no tiene por qué ser negativa.
La posición clara y atrincherada del Gobierno, su postura completamente dura al no querer hacer cambios profundos en la Educación, el silencio que envuelve al CRUCH (silencio que se rompe en los desalojos e imposiciones de clases online u semi-presenciales, y el no respeto de las decisiones de los estudiantes), la ambigüedad de muchos en el mundo académico, la “leve” sensación de criminalización que hacen los medios abiertos del movimiento, los argumentos de los encargados de las Universidades, parecen generar una situación de sitio. (Podríamos hablar de los que trabajan al interior de las universidades para debilitar las tomas y paros, además de otros elementos contrarios, etc.)
¿Qué hacer en una situación tal? ¿Se debe volver a clases y seguir “movilizados” para evitar las crisis financieras de las Universidades? ¿Se debe seguir en toma usando las universidades como fuerte y bastión con los deberes, riesgos y responsabilidades que implica? ¿Se debe “dialogar” con los términos del Gobierno? O ¿se deben sugerir nuevas estrategias? Si la cuestión es seguir movilizados 100% hay que considerar la última pregunta.
Las realidades de cada una de las universidades en paro o en toma son varían en cada lugar de Chile, no obstante todas se han visto enfrentadas a las presiones anteriormente descritas (y quizá tantos otros tipos de presiones), y esto debe hacer calar hondo a los movilizados si no se quiere volver con las manos vacías. Después de más de 5 meses plantear estrategias distintas es de vital importancia para continuar, evitando los embates externos e internos al movimiento. Ya no bastan las arengas en las asambleas, ni los comentarios y mensajes heroicos en las redes sociales (necesarias para mantener el ánimo en alto), ahora se necesita estrategia.
¿Cuáles pues son los pasos a seguir? Primeramente, teniendo la experiencia de estos 5 meses en cuenta y los mecanismos de presión ejercidos para cerrar el 1º semestre tanto por el Gobierno y los Rectores, hay que crear una comisión estratégica que evalué los pro y contras de cada situación en cada universidad (a menos que ya exista). Debe ser una comisión leal y que se centre exclusivamente en prever situaciones futuras, buscando soluciones, salidas y pasos a seguir. Debe ser representativa, “inclusiva” (apartidista), y de asesoría interna de las federaciones a nivel local y nacional.
Esta comisión debe ser la que vislumbre y tenga la perspicacia para saltear los diferentes retos que están y los que se vienen por delante. Si bien la idea pareciera ser extraída de los equipos de asesores en política y empresas, no es así, aunque se parezca en la función que cumplen. Y dada la situación nacional y local de cada Universidad, nunca hay que descartar las cosas que son en pro del movimiento. Dadas así las cosas, al otros describirnos en un “callejón sin salida” hay que adelantarse y evitar lo que muchos temen por un lado, y lo que muchos quieren por el otro.
Por: Administrador Principal de Universitario Informado.
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