Ver para creer, creo que es la mejor descripción. Es mentira que los pacos abusan de sus armas, yo nunca lo he visto. Es mentira que las lacrimógenas hacen vomitar, tampoco lo he visto. Es mentira que hay gente que no llega al fin del mes con los $170.000, ¿dónde se ve eso?. También es mentira que en Somalía uno de cada diez niños se muere de hambre, yo nunca he visto eso.
Fuimos todos testigos de la tensión en el ambiente, del aire de guerra que se vivía. Parecía que la puerta de la Facultad dividiera el mundo en dos: afuera lo que luchan y adentro los que se quedan sentados.
Pero por fortuna, los señores de verde nos hicieron ver, en el más estricto sentido de la palabra visión, a los alumnos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile que sí que gozaban reprimiendo a los estudiantes, sí les gustaba que fuera cruel, sí que se sobrepasaban y sí que mienten los medios de comunicación.
A eso de las 11 de la mañana del emblemático 4 de agosto, mientras los estudiantes de la FEN estaban en clases, ignorantes muchos de las dos marchas convocadas y no autorizadas, un grupo de estudiantes secundarios tuvieron un enfrentamiento de locos, justo en la entrada de la Facultad. Fuimos todos testigos de la tensión en el ambiente, del aire de guerra que se vivía. Parecía que la puerta de la Facultad dividiera el mundo en dos: afuera lo que luchan y adentro los que se quedan sentados. Afuera los activos y adentro los pasivos. Afuera los rebeldes y adentro los bien portados. Pero luego de que, gracias a unos pocos que no soportaron que esta división se tradujera en que nuestros compañeros que aguantaban al guanaco contra la reja cerrada se mantuvieran marginados de la Universidad de Chile, y entre gritos y mucha confusión abrieran las rejas para que la masa de gente entrara a la facultad, pasamos a ser todos iguales. Después de mezclarnos pasamos a formar todos parte de los que luchan, de los activos, de los rebeldes, de como nos quieran tildar, en fin: los que tenemos la firme convicción de que hay algo en Chile que está mal y que es nuestra responsabilidad hacerlo sentir.
Todos nos encargamos de lo más fundamental: hacer sentir en la Facultad y hacia afuera que nosotros estamos también con los que no han descansado porque sí creen que esto tiene vuelta.
Después del caos, llegó el momento de aprovechar toda la rabia e impotencia por el terrible acto de represión y violencia que habíamos presenciado, y espontáneamente se dio una gran asamblea de Facultad bastante informal, pero la con más contenido y sin duda de las con más convocatoria. Y la pregunta implícita en todos los discursos de malestar: ¿¡Qué hacemos ahora!? ¿Cómo responder ante este tipo de comunicación con la cual muchos no estamos tan familiarizados? Si te preguntan algo, uno responde hablando. Si te saludan con la mano, uno mueve la mano de vuelta. Pero cuando la forma de transmitirte “algo” es con guanacos y lacrimógenas, ¿cómo responder?
Intentando canalizar tantos sentimientos y contradicciones, vino la organización, que se debería haber dado hace mucho tiempo, pero mejor tarde que nunca. Entre que algunos grupos no soportaban la necesidad de decir inmediatamente “no nos gustó”, y salieron a la calle a manifestarse, otros empezaron a trabajar inmediatamente en lo que sería la primera semana de paro en la FEN. Mejor tarde que nunca, repito.
Espontáneamente, casi mágicamente, surgieron muchas ideas. Se notaron todas las ganas acumuladas que teníamos de adherir al movimiento estudiantil de lleno, no a medias como había sido hasta el 4 de agosto. Ahí por fin utilizamos algo de lo que nos enseñan en la Facultad: se trabaja mejor en grupos. Nacieron las comisiones que se han encargado de que el paro en la FEN haya tomado un sentido de verdad y se haya legitimado, y que en la revalidación con un sorprendente 62% de adherencia hayamos demostrado que somos cada vez más. En las salas distintas comisiones, tales como Escuela popular de crédito o El ABC económico de la educación, se preparan actividades para hacer lo que deberíamos estar haciendo siempre como universidad pública: servir a la comunidad. Otras como Reforma tributaria o Evaluación y análisis petitorio Confech buscan hacer el aporte que tantos profesores han predicado que le debemos al movimiento por conocimientos que tenemos.
Y todos nos encargamos de lo más fundamental: hacer sentir en la Facultad y hacia afuera que nosotros estamos también con los que no han descansado porque sí creen que esto tiene vuelta. Que podemos aportar con la energía que a veces se agota, con la creatividad que a veces se acaba, o con el tiempo que a veces falta.
Me da escalofríos pensar que si no hubiera existido esa asamblea seguiría estando en clases analizando gráficos que se aplicaban quizás en Estados Unidos, o que si no se hubiera cedido a abrir las rejas de la Facultad ahora estaría estudiando para el control de mañana,o más simple aún: que si el señor de verde hubiera hecho la encerrona en la calle de al lado o no hubiera tirado lacrimógenas dentro de la Facultad estaría pensando en cómo ir a la marcha sin que me reprueben por inasistencia. Muchas gracias, señor, de verdad.
http://www.sentidoscomunes.cl/diario/2011/08/ver-para-creer-la-historia-de-la-movilizacion-de-economia-y-negocios-de-la-u-de/
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