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sábado, 5 de noviembre de 2011

Colaboradores de Sebastián Piñera abandonan el barco y vuelven a la empresa privada



Por Maria Cristina Prudant
Una buena cantidad de profesionales que llegaron a la administración pública con la actual administración, en su mayoría jóvenes ingenieros, preferentemente de la Universidad Católica, con doctorados en Harvard y otras universidades extranjeras, han comenzado a dejar sus cargos. Para algunos expertos, los jóvenes profesionales se frustraron, porque las expectativas que tenían no se concretaron y, para otros, su formación en el mundo privado no les permitió adaptarse. También se habla de falta de disposición patriótica y la ausencia de una conducción política que necesitaban como respaldo y que no existe en La Moneda.
Fue vox pópouli que a Piñera le costó formar sus equipos de trabajo, porque no contaba con la gente necesaria; al principio debía designar más de 1.300 cargos de colaboradores. Se demoró en nominar a todos los gobernadores (52) y a los embajadores (104). Sólo los cuadros que implicaban los cargos de mayor confianza fueron ocupados desde un principio.
Sin embargo, en los niveles medios quedaron muchos de la administración anterior, que aún cumplen funciones en el gobierno. Los mismos a los que en una arenga típica de Piñera les dijo que deberían "levantarse temprano" para buscar trabajo en el mundo privado. Los hechos demuestran que no tuvieron necesidad. Pero, a pesar de que el madatario tuvo que echar mano a los funcionarios de los gobiernos de la Concertación, en gran parte tampoco cumplió con la promesa que hizo durante la campaña de no perseguir ni despedir a los funcionarios públicos, que en gran número (alrededor de 15 mil) debieron abandonar sus puestos de trabajo.
Durante la campaña presidencial se dijo que los Tantauco ( miles de profesionales que trabajaban en la campaña de Piñera ) eran la savia nueva que organizarían la base del gobierno de Piñera. Todos formaban parte de una elite privilegiada, llena de condiciones y cualidades que llevarían al primer gobierno de derecha en 50 años a realizar el gran cambio que Chile necesitaba, y no dudaron un segundo que alcanzarían un éxito total y rotundo.
Ellos, que liderarían los destinos del país de la mano de Piñera, ya no están. O, ¿nunca estuvieron? Se supone que era gente vinculada a los institutos de RN y la UDI, más los amigos personales, empresarios exitosos. El think tank de Piñera.
El senador Jorge Pizarro (DC) cree que hay un buen grado de frustración en los colaboradores del mandatario, "porque las cosas no andan bien. Tal vez pensaron en ingresos mayores o que el trabajo era más liviano o, lisa y llanamente, no tienen vocación, que es lo más probable".
Asimismo lo atribuye al "exceso de personalismo y de problemas" del mandatario. Pero básicamente apuesta por "una falta de convicción y vocación".
Para el legislador, al final, "lamentablemente se ha nombrado a operadores económicos o a la gente más mediocre, que termina por hacer mal la pega. Eso es lo que está pasando. Y eso es lo que lleva a que sientan un desprecio grande por la gente que ha estado ejerciendo funciones técnicas y profesionales en el servicio público. A algunos los han echado, a otros no los consideran; eso también les debe haber generado más de un problema".
Tecnócratas v/s política
¿Cómo se explica esta falta de gente para conformar los equipos de trabajo? Según la cientista política de la Universidad de Santiago Cristina Moyano, "la formación inicial del equipo de gobierno no respondió tampoco a contar con las redes partidarias. Estas, en la derecha, no necesariamente apelan a la dinámica de reclutamiento laboral a la que en su momento pudo haber contribuido la Concertación habiéndose instalado tanto tiempo en el gobierno. Entonces, eso genera que los cuadros que necesitas, intermedios, de mandos medios hacia arriba, no sean fáciles de llenar, porque son cargos que tienen una alta presión política, baja visibilidad pública y, además de eso, no necesariamente están alimentados por un deseo de participar de un proyecto colectivo y Piñera no representa un proyecto colectivo".
A la vez -dice la analista- esta larga instalación de Piñera está muy vinculada con su idea inicial de imponer lo tecnocrático por sobre lo político, y por eso en un principio "privilegió el traer una serie de ingenieros, técnicos, profesionales, que no necesariamente dominaban el funcionamiento del Estado. Lo que Piñera no lograba entender, al parecer, por su discurso inicial, era que el Estado y la burocracia estatal tienen una dinámica, un ritmo, un funcionamiento que no es igual que la empresa privada, que tiene una serie de regulaciones que están normadas por el derecho público, que establece lo que se pueder hacer, a diferencia del derecho privado, donde uno puede hacer todo lo que la ley no prohibe y, por lo tanto, genera una cultura de trabajo distinta de la empresa privada".
La burocracia que provoca lentitud en los procesos de la administración pública, que está obligada a regular y vigilar cada paso que se da porque debe garantizar la probidad y transparencia, al parecer, terminó con la paciencia de los jóvenes profesionales. A juicio de Cristina Moyano, "de alguna u otra manera, estos jóvenes que venían con Piñera intentaron imprimir un ritmo similar a la empresa privada y eso generó una crisis de expectativas, pero también frustraciones, me imagino, y paralelo a aquello una especie de sensación de inmovilidad o de lentitud frente a como ellos estaban acostumbrados a trabajar".
En su opinión eso "obedece a este desprecio por la dinámica pública, la cultura política del trabajo burocrático propiamente tal, que no tiene por qué ser asimilado a lo lento, en el sentido de lo engorroso, sino que es así porque el trabajo de la administración pública tiene que estar regulado por una serie de pasos y procedimientos para garantizar la probidad, la transparencia y una serie de otras cosas, que en la empresa privada no son temas relevantes y, por lo tanto, eso genera una crisis de expectativas y de frustración en los funcionarios".

¿Dónde está la lealtad? 
También podría haber influido en este escape de los funcionarios que los salarios probablemente son menores a los que tenían en la empresa privada, aunque igual se les ofrecieron remuneraciones superiores a los cinco millones de pesos, cifras impensadas para la administración Bachelet. Pero en este caso se suma, además, "que el compromiso ideológico es bastante menor que el de los funcionarios del gobierno de la Concertación. Entonces, hay varios factores que llevan a este abandono o a esta bajada del barco precipitadamente", afirma la cientista política.
Con este panorama se puede pensar en una falta de compromiso y de lealtad hacia el gobierno de la Alianza. La cientista política explica que "como Piñera no representa un proyecto ideológico sustentable, los funcionarios que trabajan con él, la gente que llegó con él, habrá tenido en un principio algún tipo de lealtad hacia su persona, pero no necesariamente hacia un proyecto político que está detrás y que, además, demuestra todas las incongruencias, no sólo administrativas que ha tenido el presidente, sino que también los conflictos políticos que no ha logrado resolver".
Al analizar el panorama del gobierno Cristina Moyano señala que "los dos años que le quedan serán bastante complicados, porque no se ha visto en este último tiempo ninguna dinámica de cambio sustancial en la forma de hacer política del presidente y con conflictos que, además, cruzan estructuralmente a la derecha, así es que yo no le veo mucha salida. No veo que Piñera esté hoy día logrando una consolidación en su equipo gubernamental. Lo que yo creo que habrá es un recambio, probablemente después de las elecciones municipales, con el que Piñera va a terminar su gobierno sin que eso implique que, necesariamente, haya una consolidación de un estilo de trabajo ni de un proyecto político que tiende a permanecer".
¿Por qué se van?

Por diversas razones se han ido del gobierno un número elevado de funcionarios que se han desempeñado en los distintos ministerios, especialmente los que se concentran en La Moneda y también en los servicios públicos de regiones.

Muchos de ellos han entrado en discrepancias con sus jefaturas, sobre todo en el ámbito económico. Para nadie son desconocidas las diferencias entre el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y el ministro de Economía, Pablo Longueira. Con este pleito entre ambos se acrecientan los problemas en los ministerios respectivos y los asesores cansados de "sacrificarse" deciden abandonar.
Empero, la primera discrepancia se dio en un ministerio que, se supone, es relativamente tranquilo y sin problemas: el de Cultura, a cargo del ex actor Luciano Cruz-Coke. Y así fue como el primer subsecretario en salir del gobierno fue de esa cartera. Nicolás Bär dejó su cargo por diferencias en el enfoque cultural y políticas para esta área con el ministro Cruz-Coke. Sin más explicaciones.
El primer ministro en abandonar el gabinete presidencial fue Jaime Ravinet, quien asumió en marzo 2010 en Defensa. Lo que al principio fue motivo casi de orgullo para Piñera (conseguir a un DC para su gabinete), pasó a ser un problema, porque obviamente los estilos de trabajo no concordaron. 

En definitiva, los jóvenes colaboradores de este gobierno se han encontrado con la enorme dificultad de pretender conducir los asuntos públicos con criterios privados. Esto ha resultado ser una contradicción insalvable para ellos desde el punto de vista ideológico, de su formación profesional e intelectual.

Vuelta a la empresa o a estudiar

Hasta ahora, los ministerios de Hacienda y Economía son los que cuentan con más deserciones. Sin duda, los temas económicos han sido motivo de muchas discusiones entre el gobierno y la Alianza. 

Según una publicación de Revista Qué Pasa, del ministerio de Hacienda han partido Sergio Urzúa, coordinador Laboral que abandonó su cargo académico en Northwestern University de Estados Unidos para trabajar con Larraín. Tiene un doctorado en Economía de la Universidad de Chicago. Fue ayudante de cátedra de varios premios Nobel. Decidió volver a Estados Unidos para ejercer la docencia e investigación en la Universidad de Maryland. Alejandra Candia, economista del Instituto Libertad y Desarrollo y coordinadora de los grupos Tantauco, desempeñó en el área de Políticas Sociales del ministerio de Hacienda hasta fines de julio. Prefirió ir a estudiar un posgrado a Harvard.

Entre las bajas de Economía está Nicolás Shea, asesor de Innovación y Emprendimiento, aunque continuará colaborando externamente. En su opinión "hay poca gente dispuesta a estar por cuatro años. Se debe armar una posta de talento y juventud".
Además, en Economía tres de sus asesores top partieron a estudiar al extranjero: Aníbal Pinto (Universidad de Londres), Kathleen Uribe (Princeton) y Andrés Barriga (MIT). En tanto, Jaime Retamal dejó el MOP para asumir como director de la Escuela de Ingeniería del DUOC-UC.
El conocido arquitecto Pablo Allard renunció a su puesto de encargado nacional del Plan de Reconstrucción del ministerio de Vivienda. En agosto llegó a la Universidad del Desarrollo para asumir como decano de la Facultad de Arquitectura. Juan Eduardo
Vargas dejó de ser asesor del Mineduc.
De los ministerios que se concentran en La Moneda partieron Matías Eguiguren (41), quien en enero y tras 14 años en Celfin, cambió sus oficinas de El Golf por las del ministerio del Interior para hacerse cargo de los Proyectos Especiales del gobierno.

Describió este desafío como una forma de "devolverle la mano" al país, un "cable a tierra", una "oportunidad de vida". 
Pero todo resultó más complejo de lo que imaginó y hace tres semanas el ingeniero comercial le comunicó al ministro Rodrigo Hinzpeter que su paso por la administración pública había llegado a su fin. Eguiguren era uno de los asesores clave y uno de los fichajes más importantes para la administración Piñera.
También partieron Cristián Gandarillas, jefe de la División Jurídica de Interior; Gonzalo Müller, asesor de la Segegob; y Sebastián Donoso, coordinador para Asuntos Indígenas de la Segpres. Donoso señaló que fue una gran experiencia, pero reconoció que el desgaste del sector público le pasó la cuenta. Finalmente consideró que no era viable "ni por el tiempo ni en términos económicos".
Otro que se fue de la Segpres, es Luis Larraín Stieb, quien fue el rostro del spot sobre homosexualidad que presentó Piñera durante la campaña presidencial para promover los derechos de los gay. Según declaró el ingeniero civil, partirá a estudiar a Francia por dos años y espera que se apruebe el proyecto sobre acuerdo de vida en pareja (AVP).
Felipe Silva Méndez, ex jefe de gabinete de Joaquín Lavín en Educación, se fue a cursar un master en la Universidad de Chicago. 
Con todos los problemas del Transantiago, también se han producido renuncias. El último coordinador nombrado por Piñera, Raimundo Cruzat, renunció a su cargo a contar del 10 de octubre para dedicarse a otras cosas. Será reemplazado por el ingeniero civil, Patricio Pérez.

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