Chile atraviesa en estos momentos una de las peores crisis sociales de su historia reciente. Esta semana, una histórica huelga general de 48 horas para reclamar mejoras sociales se ha saldado con un joven de 16 años fallecido supuestamente por disparos de la policía y casi 1.400 detenidos. Con marchas, manifestaciones, huelgas y protestas de estudiantes, ecologistas y trabajadores sacudiendo el país prácticamente todas las semanas, la popularidad del presidente conservador Sebastián Piñera ha caído a un depauperado 26%. Algo en lo que Camila Vallejo, una joven dirigente estudiantil de tan sólo 23 años, tiene mucho que ver.
Vallejo es la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), uno de las organizaciones más activas en sus reclamaciones de una educación pública, de calidad y gratuita que han puesto a Piñera contra las cuerdas. El sector estudiantil lleva varios meses movilizado para lograr que el Gobierno inicie reformas que faciliten a los jóvenes un acceso justo e igualitario a la universidad, un objetivo al que la sociedad chilena se ha adherido mayoritariamente.
El sistema educativo chileno ha sido heredado por la democracia de la dictadura de Augusto Pinochet y mantiene unas elevadas tasas que impiden a los estudiantes con menos recursos acceder a la educación superior. Si lo hacen, deben soportar varios años de alto endeudamiento para poder pagar sus estudios. Además, los estudiantes reclaman que el Estado se ocupe del sector, y no los municipios, y que la educación, una de las más caras del mundo según la OCDE, sea gratuita y accesible universalmente para todos los ciudadanos.
En medio de ese clima de inestabilidad y caos social, Vallejo se ha erigido en una figura icónica y representativa de los intereses estudiantiles. Omnipresente en los medios de comunicación chilenos, pronto ha dado el salto a las agencias y cabeceras internacionales por su juventud, capacidad de oratoria y carisma. Con una página en Facebook que cuenta ya con 50.345 fans, Vallejo se ha mostrado inflexible con el Gobierno de Piñera, que ha intentado ya repetidas veces ofrecer acuerdos a los estudiantes.
“No nos sorprende ni nos parece raro el desempeño del presidente en este conflicto, porque su problema es ideológico. Su proyecto político va en la línea de profundizar la privatización de la educación en Chile. No sólo defiende intereses políticos, sino también económicos. Piñera no gobierna para todo el país, sino para los empresarios”, señalaba Vallejo al medio chileno Perfil el día 14 de agosto, dejando clara su postura ante el debilitado mandatario Piñera.
La tensión entre el presidente conservador y gran parte de la sociedad chilena ha llegado a un punto de difícil retorno, en el que la aceptación de la forma en que maneja el poder se ha desplomado en los últimos meses. El país ha vivido esta semana dos días de huelga general convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el mayor sindicato chileno, a la que se han adherido estudiantes y otros sectores sociales y que ha supuesto una auténtica prueba de fuego para el Gabinete, al que los convocantes exigen reformas sociales, tributarias y constitucionales, mayor igualdad e inversión en salud, y que el desarrollo económico del país beneficie a toda la población. Las voces críticas con Piñera aseguran que la desigualdad continúa predominando en el país pese a la expansión económica que está viviendo.
El paro se ha saldado de forma violenta, con enfrentamientos entre manifestantes y policía, una muestra más del mal momento social que atraviesa el país. Un joven de 16 años muerto de un disparo cerca de una barricada, supuestamente a manos de la policía, 206 heridos y 1.394 detenidos ha sido el trágico saldo de los dos días de protestas. Un panorama que Piñera afronta con su crédito político agotado y que se prevé complicado durante los próximos meses.
El conflicto se ha hecho crónico en el peor momento posible para el presidente conservador, cuya popularidad se ha desplomado de manera vertiginosa en los últimos meses por la conflictividad social que asola Chile desde que inició su mandato. Ecologistas, mineros, estudiantes y grandes partes de la ciudadanía ven con malos ojos su gestión, que según los últimos sondeos ha alcanzado un 52% de desaprobación. Sin embargo, el dato más sangrante es el de su popularidad, que ha vuelto a caer y se sitúa en un 26%, la peor valoración jamás dada a un líder chileno en las últimas dos décadas. El poder de las redes sociales y de la transmisión de información ha contribuido sin duda a que entre la población chilena circulen corrientes de opinión que se oponen al presidente.
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2011-08-26 http://www.americaeconomica.com/index.php?noticia=11227&name=POL%EF%BF%BDTICA#.TlmF-oujkSo.twitter |
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