Viernes 5 de agosto de 2011| por Ximena Valdés
“Se mata la perra, se acaba la leva” dice la secretaria ejecutiva del Consejo del Libro para terminar con el liderazgo de Camila Vallejo y acabar con el movimiento estudiantil. Son las ideas de las damas del régimen sacadas del Chile añejo y obediente frente al poder absoluto de sus dueños.
Cuando las mujeres se quedaban sin hombre en el campo chileno y, sobre todo, en las grandes haciendas, se decía “Se mata la perra y se acaba la leva”. Normalmente los patrones casaban a las viudas y a las niñas solteras para que no se alterara el orden sexual de los campos y así, bajo el matrimonio a menudo impuesto, a cada hombre su correspondiente esposa. A las mujeres sin el control sexual del esposo se las veía como peligrosas a más que desviaban a los hombres de sus obligaciones laborales. Tal como los períodos de celo de los caninos, se pensaba que liquidando a la hembra los perros acallarían sus instintos sexuales y ya no se verían esas grandes levas de perros machos aullando tras las perras en celo. Aunque hay que decirlo, ciertas licencias a estos principios tan castos como cristianos les eran permitidas a los mismos patrones menos castos que sus discursos de disciplinamiento sexual para con la servidumbre de sus campos. El “derecho a pernada” correspondía si se quiere, a las licencias sexuales de los patrones para “probar” a las niñas del inquilinaje bajo un orden autoritario donde la moral proclamada se desperfilaba traduciéndose en violaciones de las jóvenes, muchas veces bajo la cabeza ‘gacha’ de sus propios padres. “La necesidad tiene cara de hereje”.
Que una funcionaria de este régimen extraiga de la vieja doble moral hacendal, este principio autoritario propio de las lógicas de dominación del viejo Chile tradicional para referirse a Camila Vallejos, constituye una pieza maestra vergonzante de la agazapada cultura autoritaria que hoy emerge con fuerza bajo las derechas en el poder.
Los dichos de la tal “dama”, secretaria ejecutiva del Consejo del Libro, reclaman explicaciones. Si tales personas están en ámbitos de la educación y la cultura, estamos en franca marcha atrás en el proceso de civilización y, para qué decir, más lejos aún de una cultura democrática. Esos procesos que creíamos a lo menos encaminados, se muestran hoy día tan frágiles como truncados. ¿Podemos imaginar que impondrá a la política de ediciones un tipo de persona como la doña del Consejo del Libro que quiere “matar a la perra para acabar con la leva”?
Ni perra ni leva señora secretaria ejecutiva del Consejo del Libro. Se acabaron los inquilinos. Se acabó la cabeza ‘gacha’ y aunque los dueños de Chile estén en el gobierno, lo que Ud. llama leva no parece estar dispuesto a obedecerles.
Ximena Valdés, Directora de CEDEM
http://www.lanacion.cl/se-mata-la-perra-se-acaba-la-leva/noticias/2011-08-05/092804.html
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